
Oscar Tarraco
3 reviews on 1 places
No es un parque infantil
Si queremos saber lo mal que funciona la Seguridad Social en el CAP Jaume I tenemos un claro ejemplo.
Te dan hora y nunca se cumple , te asignan un médico y por alguna razón nunca está .
Además cuando te toca no te dan un buen diagnóstico y tienes que buscar una segunda opinión.
Por desgracia tengo que utilizarlo para que me den la IT pero sino jamás lo utilizaría.
Te dan hora y nunca se cumple , te asignan un médico y por alguna razón nunca está .
Además cuando te toca no te dan un buen diagnóstico y tienes que buscar una segunda opinión.
Por desgracia tengo que utilizarlo para que me den la IT pero sino jamás lo utilizaría.
Estuve cerca de la Catedral del Pilar y descubrí una encantadora plaza que albergaba la entrada a un museo. Aunque el museo no resultaba ideal para niños pequeños, desde allí pude disfrutar de la belleza de la plaza y las impresionantes vistas de uno de los pilares de la catedral. Recomiendo encarecidamente visitar esta plaza, ya que ofrece una perspectiva cautivadora de la majestuosidad del entorno.
Además me contó una mujer que estaba sentada al verme tan emocionado que en aquella plaza junto a la Catedral del Pilar, dos almas se cruzaron en un encuentro mágico.
Era un atardecer dorado, el cielo se teñía de tonos cálidos, y las luces tenues de la plaza empezaban a iluminar el camino. Entre risas suaves y miradas cómplices, Ana y Javier se encontraron. Un músico callejero creó la banda sonora perfecta mientras ellos compartían historias y sueños bajo el suave murmullo de la fuente cercana. Desde aquel día, la plaza se convirtió en su rincón especial, donde el romance florecía entre risas y susurros bajo la sombra de la imponente catedral y algunas tardes todavía se escuchan flojita esa música.
Además me contó una mujer que estaba sentada al verme tan emocionado que en aquella plaza junto a la Catedral del Pilar, dos almas se cruzaron en un encuentro mágico.
Era un atardecer dorado, el cielo se teñía de tonos cálidos, y las luces tenues de la plaza empezaban a iluminar el camino. Entre risas suaves y miradas cómplices, Ana y Javier se encontraron. Un músico callejero creó la banda sonora perfecta mientras ellos compartían historias y sueños bajo el suave murmullo de la fuente cercana. Desde aquel día, la plaza se convirtió en su rincón especial, donde el romance florecía entre risas y susurros bajo la sombra de la imponente catedral y algunas tardes todavía se escuchan flojita esa música.