Cantalejo Restaurante

Entre para comer de menú , veo que se va una pareja y el camarero retira el mantel de tela y lo sacude para volverlo a ponerlo en la mesa donde yo me voy a sentar un buen gesto de limpieza , a claro que venía vestido de trabajador , el menú sin más ; patatas de bolsa una pasta normalita mucha suerte pero yo no vuelvo .
Los detalles son los que marcan la diferencia

Comimos de menú y bastante bien Sirven rápido. No había mucha gente, y se come bien.
Cuando hay mas gente se descontrola un poco.

Sitio de comida casera. Buen menú. Muy aconsejable.
Estaba todo tan rico y lo disfruté tanto que me olvidé de hacer fotos.
Pero como seguro que volveré prometo subir algunas
Todo el personal encantadores, atentos y buen servicio.
Lo recomiendo.

Llegue una mañana a desayunar y el camarero un hombre de unos 60 años, bastante amargado y poco atento con quien el quería claro. Pedí un café, barrita con tomate y zumo de naranja, vamos un desayuno normal y corriente, aparte que el café es malo y me cobro 6 80 una barbaridad. Cuando 2 portales mas arriba un desayuno asi y con camareros amables no cuesta mas de 5 € . No lo recomiendo

Menú muy deficiente. Prácticamente me echaron antes de acabar el café. Decían que para tomar Menú ya había estado suficiente rato. Primera vez en la vida que me pasa.

Local a evitar como si de la peste se tratase.
Sábado, 9:50 a.m. Entro, digo buenos días, pocos clientes presentes, el camarero me ve y me ignora. Lo normal, es que cuando saludas y el camarero te ve, te pregunte lo que deseas. Ni por asomo. Pasa por delante de mi con una botella de coñac para servir a un cliente a mi lado y me sigue ignorando. Entra una señora después de mí, se sienta a mi lado y automáticamente le pregunta que desea. Supongo que si llevas la cabeza afeitada, barba de varios días, estás limpio y no hueles mal es algo demasiado para el camarero que debe esperar que sus clientes sean de la nobleza o de alta cuna. Un asco de local. Para no volver jamás y no visitarlo si nunca has ido.

Elegimos este bar porque estaba alejado del rastro y así evitábamos colas de espera y masificaciones varias. Tomamos un doble y un refresco con una ración de patatas mixtas, nada generosa. La tapa que acompañaba a la bebida pues más de lo mismo. Imposible remolonear y quedarte sentado al sol en la terraza si has terminado tu consumición.